lunes, 31 de octubre de 2011

Cambios Urinarios Durante el Embarazo y el Puerperio

Desde los primeros días del embarazo, durante todo su transcurso y después, en el puerperio todas las mujeres experimentan diversos cambios en su aparato genitourinario. Aquí, le contamos de forma práctica los cambios específicos del sistema urinario de la mujer gestante, los cuales se deben a diversos cambios tanto fisiológicos, mecánicos o anatómicos como emocionales y hormonales que en conjunto dan diversos cambios al sistema urinario. Los más notorios son:
  • Aumento en el deseo y la frecuencia urinaria, con menos volúmenes urinarios.
  • Aumento en el deseo de orinar en la noche (se conoce como nicturia).
  • Sensación imperiosa de orinar e incontinencia o perdida involuntaria de orina con pequeños esfuerzos como la tos, el vomito, la risa, el llanto y otros.
  • Mayor sensación de vejiga llena y no confort local en área supra púbica con algo de dolor “bajito”.
  • Son más susceptibles las infecciones urinarias bajas conocidas como cistitis o altas conocidas como pielonefritis.
Cada mujer es un mundo y cada embarazo se desarrolla de forma diferente por lo que es posible que no todas las mujeres padezcan estas molestias que, en su gran mayoría, son pasajeras durante el embarazo y el puerperio o posparto.

Entre los diversos factores que predisponen, a los síntomas anteriores, se tienen cambios físicos, hormonales, fisiológicos y emocionales entre otros y los más frecuentes son las combinaciones de:

1. Cambios hormonales con un aumento de la progesterona en el primer trimestre que da un estímulo diurético, también el riñón funciona a más velocidad en su capacidad diurética.

Durante toda la gestación, las mujeres sienten más ganas de ir a orinar y cuando van al baño, la cantidad que expulsan es mucho menor en comparación con las ganas que sentía. Se recomienda ir al baño a orinar sin afanes y tratar de no retener orina.

2. Hay una re-acomodación de la vejiga urinaria en la pelvis con desplazamiento y acortamiento de la uretra; asimismo, de una relativa disminución en la capacidad vesical por la compresión del útero que cada día es de mayor tamaño.

Estos cambios aumentan en el transcurso del embarazo y se le suma el peso del feto y la presión externa de la cabeza fetal sobre la pelvis, creando una disminución en la capacidad urinaria dando más deseo de micciones y/o la posibilidad de tener perdidas involuntarias, conocidas éstas como incontinencia urinaria de esfuerzos que puede ser con mínimos esfuerzos como la tos, la risa, el vómito, el llanto o, simplemente, caminar o brincar.

A estos cambios mecánicos se suman los cambios en la flexibilidad de los músculos abdominopélvicos y los cambios en la postura corporal con cambios en el eje de la columna vertebral, lo cual de forma directa o indirecta afecta el mecanismo fisiológico de la micción, originando posibilidades de incontinencia de pocos esfuerzos más frecuente de lo que la misma mujer cree (lo que pasa es que a veces el volumen perdido es poco y puede confundirse con la humedad o flujo genital que es mayor en el embarazo). Estos mecanismos son más frecuentes en el último trimestre del embarazo.

Todo lo anterior, se puede agravar por otros factores maternos individuales como el sobrepeso materno, el tabaquismo y algunas enfermedades concomitantes como la diabetes, entre otras.

3. Los cambios emocionales son individuales para cada mujer y en el sistema urinario se puede manifestar de forma indirecta (como la ansiedad y el estrés) en el aparato urinario, y se manifiesta con el aumento en el número de micciones de menor volumen o diversas incontinencias espontáneas e involuntarias.

Durante el embarazo, como se comentó al inicio, la capacidad diurética es mayor y hay más susceptibilidad a que algunas sustancias diuréticas tengan más capacidad de incrementar la diuresis y por ende la posibilidad de las perdidas involuntarias, entre otras como el consumo de café, el licor, bebidas cola, el té y cualquier otro tipo de líquido que esté muy frío; asimismo el clima frío, siendo los anteriores factores que dan más diuresis durante la gestación.

Tomar líquidos no perjudica ni al embarazo, ni al feto; por el contrario, tomar más de 8 vasos de agua al día o similar en jugos naturales es muy saludable; lo recomendable es orinar con más frecuencia, hacerlo en un espacio de tiempo no mayor a dos a tres horas en el día; recordemos que retener orina es el primer paso al inicio de las infecciones del tracto urinario. I

nfecciones que se deben prevenir con una buena higiene (higiene personal genital de adelante hacia atrás, no usar ropa muy ajustada, usar ropa interior de algodón preferiblemente, no usar ropa sintética, cambiar con frecuencia los protectores de día o toallas higiénicas; orinar antes y después de las relaciones sexuales, etc.).

En el posparto reciente, se pueden experimentar también alteraciones en la micción, desde una urgencia o necesidad imperiosa de orinar, hasta la pérdida involuntaria de la orina de mayor o igual cuantía. Dicha alteración es más frecuente en los partos vaginales, cuando la fase expulsiva es prolongada, más de 50 minutos, o se ha requerido la ayuda de fórceps en la extracción fetal o el recién nacido es de más de tres libras y media de peso.

Durante el embarazo y el posparto estos eventos son pasajeros y no deberían causar mayor angustia en la mujer, pero se debe consultar al médico para dar algunas indicaciones de manejo general y, en especial, diagnosticar y tratar infecciones urinarias, si es el caso, las cuales con un adecuado manejo médico, no generarán complicaciones para el binomio madre hijo; sólo cuando los síntomas duren más del puerperio, se requerirá de un manejo especializado.

Algunas técnicas y consejos para prevenir y corregir la incontinencia urinaria durante el embarazo y el posparto son:

• Ejercicio perineal y de kegel. Cada vez que la gestante necesite orinar, al expulsar el chorro de orina, debe intentar cortarlo voluntariamente durante 30 segundos para luego continuar orinando espontáneamente. Este simple ejercicio realizado toda vez que se orine, ayuda a aumentar la fuerza del músculo voluntario de la uretra y evita así la incontinencia. Se recomienda a toda mujer aún sin estar embarazada, pero lógicamente más durante el embarazo y el posparto los ejercicios de kegel (contraer y soltar los músculos perianales, con la vejiga vacía entre 3 a 4 veces por día de 30 a 50 veces, para fortalecer todo los tejidos de soporte pélvico, estos durante el embarazo; además, de ayudar a evitar la incontinencia urinaria, ayudan a mejorar el trabajo de parto por fortalecimiento del piso pélvico.

Nota: en algunos hospitales o centros de atención uro-ginecológicos existen personas entrenadas en explicar estos ejercicios y también hay maquinas de estimulación eléctrica para pacientes que no son capaces de hacer bien el ejercicio y mejorar el resultado final: una mejor continencia urinaria. Lo anterior se conoce como fisioterapia del piso pélvico.

• Programación de micciones. Otra técnica es la de orinar a horas pautadas, cada 2 a 3 horas antes de percibir el deseo miccional y siempre antes de ir a dormir, de esta forma se asegura que la vejiga esté siempre vacía. Asociado a lo anterior evite el estreñimiento o la constipación crónica para que la vejiga no tenga presión pélvica y debilite los músculos de la pelvis, y se aumenten el círculo vicioso de alteraciones anatómicas y funcionales del sistema genitourinario.

• Terapia combinada. La combinación de las 2 técnicas anteriores asegura el éxito completo y evita la incontinencia, siempre y cuando se persevere, con estas indicaciones y las citadas en parágrafos anteriores, en especial la buena higiene personal, un peso corporal adecuado y el control de enfermedades concomitantes entre otros.

De no tener una buena respuesta con estas medidas una consulta médica a un especialista es de primordial importancia, recordar que prevenir y diagnosticar a tiempo es más fácil que curar, no hay por qué tener vergüenza ni pena por una consulta de perdidas involuntarias de orina, es una molestia más frecuente de lo esperado y no hay motivo alguno para convivir con algo que altera la calidad de vida, en especial su higiene personal.

Publicado por:
Grupo Medicina Fetal
Carlos Enrique Restrepo López.
 Ginecología & Obstetricia.
www.espaciofemenino.com

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