lunes, 21 de noviembre de 2011

Inflamaciones de los genitales externos de la mujer


Las diversas formas de inflamaciones vaginales, pueden afectar a las mujeres a cualquier edad, es decir, desde la infancia hasta la senectud y es más común y frecuente de lo que se cree (presentándose hasta en un 25% de las mujeres que acuden a la consulta por un problema ginecológico).

La vaginitis es la inflamación de las paredes de la vagina, así como la vulvitis es la inflamación de la vulva, esto es, de los labios mayores y menores y la vulvovaginitis es la inflamación o irritación simultánea de la vagina y la vulva. Si a estas inflamaciones se le suma o se ve afectada la cérvix uterino (cuello de la matriz), se denomina entonces, cervicovaginitis. Las mismas, puede ser causadas por diversos factores únicos o múltiples; entre otros figuran las bacterias, los hongos (más frecuente por cándidas), virus y parásitos; del mismo modo, este tipo de inflamación, puede ser producida por algunas enfermedades de transmisión sexual y alergias entre otras causas.

Vale aclarar que no todas las inflamaciones de esta área femenina son enfermedades de transmisión sexual, pero el médico tratante siempre, dentro del protocolo, debe descartarlas con el fin de ofrecer un tratamiento más adecuado. Conjuntamente, hay diversos factores que pueden facilitar la aparición de esta enfermedad como sustancias químicas que se encuentran en baños de espumas, jabones y perfumes de uso íntimo para las mujeres; al igual que sustancias espermicidas y factores ambientales como climas húmedos y cálidos. Esta inflamación igualmente puede estar provocada por una inadecuada higiene personal como limpiarse de atrás hacia delante, después de ir al baño o, al contrario, una excesiva higiene. Otras causas son diversos alérgenos, enfermedades y tratamientos médicos referidos a otros síntomas que alteran, con el tiempo, las defensas en las mujeres.

De acuerdo a la edad de la mujer y a su etiología, la inflamación puede ser variada y asociada a los factores anteriormente mencionados; a continuación se citan algunos ejemplos de inflamaciones frecuentes en mujeres de diferente edad para ofrecer una mejor claridad al respecto.
  1. las vulvovaginosis asociadas al déficit de hormonas: Debido a la falta de estrógenos en mujeres en la etapa del climaterio y o la menopausia; en esta etapa de la vida hay resequedad y adelgazamiento de la piel en las mucosas de la vulva y la vagina, creando así un medio de alteración del pH y la flora vaginal (bacterias protectoras de los genitales), dando paso a inflamaciones por hongos y/o bacterias.
  2. Las vaginitis y vulvovaginosis inespecíficas crónicas y recidivantes: asociadas a diversas causas de incontinencia urinaria y a alteraciones continuas del pH por el contacto constante de orina en la piel y mucosas de esta área, lo cual se convierte en un irritante químico crónico.
En los ejemplos anteriores se forma un círculo vicioso de irritación e inflamación, ya que el tejido irritado es más sensible a la infección que el tejido normal. Estos ejemplos se asimilan a las pañalitis de los bebés.

Otro tipo de vulvovaginitis inespecífica en otro grupo de mujeres, es la que se ve en niñas antes de la pubertad con higiene personal deficiente, y se caracteriza por secreciones o flujo maloliente de color marrón verdoso y con irritación de la abertura de los labios y la vagina; esta afección se asocia con proliferación de bacterias que se encuentran en las heces, las cuales se propagan desde el recto hasta la zona vaginal al limpiarse de atrás hacia adelante después de ir al baño. Una vez inicia la pubertad, la vagina se hace más ácida, lo que ayuda a evitar estas infecciones.

Un último ejemplo de la vida cotidiana son las vaginitis asociadas al embarazo, donde el cambio hormonal de la gestación es un factor predisponerte a las vaginitis por hongos y las bacterianas, que requieren de un tratamiento adecuado, para evitar mayores problemas de un embarazo, como puede ser el parto prematuro.

Los signos y síntomas más frecuentes y similares, independiente de su etiología son:
  1. Irritación picor, picazón o piquiña en el área genital.
  2. Inflamación (irritación, enrojecimiento e hinchazón) de los labios mayores, labios menores o zona perineal, con diferentes grados de dolor o no confort local.
  3. Secreción o flujo vaginal que puede ser de diferente color y características según la etiología específica de la inflamación. Un caso en particular es la vulvovaginosis por hongos con flujo blanco grumoso, él cual se asocia con un grado mayor de piquiña o prurito genital.
  4. Mal olor vaginal, no se presenta en todas las inflamaciones, es más frecuente el mal olor cuando su causa son bacterias y es característico por su olor similar al del “pescado” en asocio a flujo blanco-grisáceo con espuma.
  5. Molestia o ardor al orinar, al igual que con las relaciones sexuales.
  6. Estos signos y síntomas pueden ser más molestos en presencia del periodo menstrual.
La vulvovaginitis debe ser diagnosticada por un médico especialista en el área, para obtener un adecuado tratamiento; además del examen médico, se recomiendan diversos exámenes de laboratorio de acuerdo al síntoma y etiología específicos para cada paciente. El examen de base en el estudio, es el de flujo vaginal, este es similar a una citología, algunas recomendaciones básicas para un adecuado diagnóstico y tratamiento son:

  1. Orden médica específica.
  2. Evitar relaciones sexuales el día anterior al examen. En mujer que aún no ha tenido relaciones, el examen se practica sin espéculo.
  3. No aplicarse cremas vaginales o duchas intimas, idealmente, 3 a 5 días antes del examen.
  4. No estar con el período menstrual.
  5. El embarazo no contraindica la toma de muestras vaginales y se debe advertir su estado, para tener más cuidado al tomar la muestra.
El auto diagnóstico y el auto tratamiento con medicamentos de venta libre (tales como cremas para la infección por hongos) no es aconsejable y puede llevar al uso incorrecto e inútil de estos productos. Por esta razón, la vulvovaginitis debe ser diagnosticada por un médico especialista, ya que la causa de la infección determina el tratamiento apropiado que puede incluir antibióticos orales o tópicos y/o cremas antimicóticas, cremas antibacteriales o medicamentos combinados. Asimismo, es posible emplear una crema que contenga cortisona para aliviar en parte la irritación o inflamación; si apareciera una reacción alérgica, puede formularse, en este caso, un antihistamínico. Para aquellas mujeres que presentan una irritación o inflamación causada por niveles bajos de estrógeno (pos menopáusico), puede indicarse una crema tópica de estrógeno.

Cuando se diagnóstica la inflamación por causa de transmisión sexual, se debe, en este caso, tratar a la pareja sexual para evitar las re infecciones (en caso de que la pareja no acepte someterse al tratamiento, la inflamación puede volverse a producir de manera continua, la cual puede llevar a problemas de salud femenina, posiblemente limitando la fertilidad y afectando la salud en general); en este caso, es importante recordar que el preservativo durante la relación sexual puede evitar la mayoría de las infecciones vaginales transmitidas sexualmente.

Para mejorar el proceso de curación y prevenir re infecciones, es necesario mejorar la higiene personal; al ir al baño, por ejemplo, lavar muy bien las manos antes y después, usar ropa interior de algodón (en lugar de nylon) o, usar ropa interior con forro de algodón en la entrepierna; además, evitar las duchas vaginales íntimas. Conjuntamente se debe tener buen uso de los protectores o toallas higiénicas (ver recomendaciones del fabricante). Al mismo tiempo se deben tratar todas las enfermedades asociadas que puedan bajar las defensas de la paciente y/o corregir, si es del caso, los problemas de incontinencia urinaria.

Prevenir es curar. Una consulta a tiempo previene complicaciones y brinda un adecuado y oportuno tratamiento.

Publicado por:
Grupo Medicina Fetal
Carlos Enrique Restrepo López.
 Ginecología & Obstetricia.
www.espaciofemenino.com




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